Fa remps i fa oi

Sí, fa temps que no escric res sobre la cosa público-política a l’Estat (ni al món: per què comentar el genocidi que Israel comet impúnement amb els palestins?, l’embull a Ucraïna amb l’invassor rus?, la fam permanent a l’Àfrica del Corn?…). Avui, pèro, em plau copiar un fragment d’un article sobre l’assumpte dels jutges espanyols i espanyolistes. Diu: “Esta reflexión viene a cuento de la glorificación en algunos medios conservadores de los jueces que mejor sirven a sus intereses. Llarena, Marchena, García-Castellón o Peinado —entre otros — son presentados como auténticos héroes de la lucha contra el separatismo o la corrupción del gobierno socialista. Desde la teoría democrática este encumbramiento resulta cuanto menos problemático. Si los jueces se limitan a hacer su trabajo y aplicar las leyes, no hay heroísmo ni creatividad alguna en su actuación. Al poner el acento en su valentía, se transmite la idea de que o el resto no se atreve a hacerlo, o ellos van más allá del mero cumplimento de sus funciones constitucionales. Lo más peligroso de esta tendencia es la posibilidad de que el propio juez se crea un justiciero. Corre entonces el riesgo de sentirse legitimado para utilizar sus poderes como juez para finalidades ajenas a la justicia.” El signa Joaquín Urías, que és professor de Dret Constitucional i exlletrat del Tribunal Constitucional. L’article surt a Público amb el títol Jueces, mentiras y cintas de video. Tot això és tan evidentment brut que em fa oi.

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